Mi confrontación con la docencia
Hola a todos los compañeros que a través del uso de estos medios, que nos permiten tener un espacio de reflexión y comunicación, podemos compartir nuestras experiencias como docentes.
En esta ocasión me es grato compartir con Ustedes el cómo llegue a ser docente, aunque actualmente trabajo en la UPN Unidad 213 Tehuacán, del nivel medio superior. Egrese de la facultad de pedagogía de la universidad de Xalapa en el año de 1985 y me titule al año siguiente de haber egresado. Al salir del bachillerato mi ilusión era ser bióloga marina pero tenía que ir a Veracruz y el calor dañaba mi piel por lo que decidí quedarme a estudiar en Xalapa, aún indecisa de lo que quería estudiar.
Al ir revisando información sobre las carreras me decidí por pedagogía, quería trabajar dentro de la educación para trabajar con los docentes pues algunas experiencias en el camino me fueron marcando y decía “no quiero ser como la maestra Martha que pegaba” y pensaba que podría cambiar muchas “cosas malas”.
Durante mi formación analizamos la escuela nueva, revisamos autores como Paulo Freire, Freinet, Lapossade, Gramsci entre otros autores y de ellos tome ideas como: dar libertad al alumno en el aula, permitir que el alumno participara del proceso de planeación de su materia, escuchar al alumno y permitirle que sugiriera cómo quería ser evaluado, etc. Pensando en formar alumnos críticos, reflexivos, participativos, que supieran tomar decisiones; de alguna forma ir más allá de lo que mis profesores en la primaria y secundaria nos habían permitido en el aula, ya que la mayoría de ellos tenían una idea clara de la enseñanza “la letra con sangre entra”
Así que con todas esas ilusiones salí a trabajar, y en mi primer año de trabajo (en Xalapa) fue en un jardín de niños donde no tuve ningún problema para aplicar mis ideas: los niños ponían sus reglas, las respetaban, trabajamos en armonía. Un año después regrese a mi lugar de origen que es Tehuacán por cuestiones de salud y tuve la oportunidad de trabajar en el año de 1987 en el colegio de Bachilleres como orientadora vocacional, era una materia obligatoria en todos los semestres, y quise aplicar la misma ideología que en el preescolar pero fue grande mi desilusión cuando vi que en un grupo no me respetaba, no acataban sus propias reglas y fue un desastre.
Pensé ¿Qué pasa? ¿Cuál es mi error? ¿Qué hice mal?, ahora sé que el grupo no estaba preparado para esa forma de trabajo desde el inicio, ya que en la escuela había muchos problemas de indisciplina, existían malos antecedente del trabajo anterior con la orientadora, las relaciones con el director eran conflictivas, etc., aunado a eso la edad de los jóvenes. Decidí ser lo que no quería ser una “profesora autoritaria” que decía qué se tiene que hacer, cómo se tienen que hacer, cuándo y dónde hacerlo, etc. Por eso en mi reflexión anterior comente lo que en algún momento leí de Freinet “hay un momento en la vida escolar donde el niño necesita ser guiado, necesita de cierta autoridad, pero también existe un momento de libertad”. Sin embargo, pude sacar adelante a los grupos y trabajar con ellos, pero esa experiencia amarga me impulso a salirme por un tiempo largo de la docencia ya que pensé que ese no era mi lugar de trabajo.
Años más tarde con nuevas experiencias de trabajo en otras áreas, me incorporo como subdirectora en una preparatoria abierta, y nuevamente retomo grupos y empiezo a trabajar con ellos primero; la primera actividad de trabajo con ellos fue realizar un diagnóstico de sus conocimientos, conocer sus inquietudes y necesidades como grupo, por lo que para cada grupo aplique dinámicas diferentes de trabajo. Además de que había jóvenes en edad del bachillerato, también había gente adulta que ya trabaja y tenía que estudiar. Esta nueva experiencia de trabajo me deja satisfecha pues existe el reconocimiento del trabajo que se realizó no sólo por parte de los alumnos sino también por parte del director, y se reflejó también en el número de alumnos aprobados en los exámenes.
En el 97 empiezo a trabajar en una universidad particular y en el 2003 en la pedagógica. Que me hizo ser docente: la idea de que podía generar un cambio en la enseñanza, y sí hubo cambios al menos en algunos de los que fueron mis alumnos pues años más tarde los he encontrado como profesionistas; en alguna ocasión uno de esos jóvenes siendo ahora reportero de un periódico local me dijo: “maestra gracias por lo que me enseño pues ahora me sirve”. El ser docente no es una actividad sencilla, pues es una actividad multidisciplinaria, interdisciplinaria dónde no sólo son suficientes las intenciones de un docente que quiera cambiar sino que se necesita del trabajo colegiado de todos los actores inmersos en el centro educativo, de las políticas educativas que permean, de las necesidades sociales y económicas de la comunidad, etc. Me gusta lo que hago aunque a veces genere insatisfacciones económicas, pues considero que la docencia a nivel superior no es reconocida ni valorada económicamente, lo que hace que los profesores se subempleen.
No cualquiera debería ser docente sino se quiere ser docente, sigo trabajando en la educación porque me gusta hacer lo que hago, trabajar con jóvenes, profesionista que trabajan en la educación y quiero compartir con ellos mis experiencias, conocimientos y prácticas educativas para lograr una mejor forma de vida de nuestros estudiantes.
Saludos.
Tony
Hola a todos los compañeros que a través del uso de estos medios, que nos permiten tener un espacio de reflexión y comunicación, podemos compartir nuestras experiencias como docentes.
En esta ocasión me es grato compartir con Ustedes el cómo llegue a ser docente, aunque actualmente trabajo en la UPN Unidad 213 Tehuacán, del nivel medio superior. Egrese de la facultad de pedagogía de la universidad de Xalapa en el año de 1985 y me titule al año siguiente de haber egresado. Al salir del bachillerato mi ilusión era ser bióloga marina pero tenía que ir a Veracruz y el calor dañaba mi piel por lo que decidí quedarme a estudiar en Xalapa, aún indecisa de lo que quería estudiar.
Al ir revisando información sobre las carreras me decidí por pedagogía, quería trabajar dentro de la educación para trabajar con los docentes pues algunas experiencias en el camino me fueron marcando y decía “no quiero ser como la maestra Martha que pegaba” y pensaba que podría cambiar muchas “cosas malas”.
Durante mi formación analizamos la escuela nueva, revisamos autores como Paulo Freire, Freinet, Lapossade, Gramsci entre otros autores y de ellos tome ideas como: dar libertad al alumno en el aula, permitir que el alumno participara del proceso de planeación de su materia, escuchar al alumno y permitirle que sugiriera cómo quería ser evaluado, etc. Pensando en formar alumnos críticos, reflexivos, participativos, que supieran tomar decisiones; de alguna forma ir más allá de lo que mis profesores en la primaria y secundaria nos habían permitido en el aula, ya que la mayoría de ellos tenían una idea clara de la enseñanza “la letra con sangre entra”
Así que con todas esas ilusiones salí a trabajar, y en mi primer año de trabajo (en Xalapa) fue en un jardín de niños donde no tuve ningún problema para aplicar mis ideas: los niños ponían sus reglas, las respetaban, trabajamos en armonía. Un año después regrese a mi lugar de origen que es Tehuacán por cuestiones de salud y tuve la oportunidad de trabajar en el año de 1987 en el colegio de Bachilleres como orientadora vocacional, era una materia obligatoria en todos los semestres, y quise aplicar la misma ideología que en el preescolar pero fue grande mi desilusión cuando vi que en un grupo no me respetaba, no acataban sus propias reglas y fue un desastre.
Pensé ¿Qué pasa? ¿Cuál es mi error? ¿Qué hice mal?, ahora sé que el grupo no estaba preparado para esa forma de trabajo desde el inicio, ya que en la escuela había muchos problemas de indisciplina, existían malos antecedente del trabajo anterior con la orientadora, las relaciones con el director eran conflictivas, etc., aunado a eso la edad de los jóvenes. Decidí ser lo que no quería ser una “profesora autoritaria” que decía qué se tiene que hacer, cómo se tienen que hacer, cuándo y dónde hacerlo, etc. Por eso en mi reflexión anterior comente lo que en algún momento leí de Freinet “hay un momento en la vida escolar donde el niño necesita ser guiado, necesita de cierta autoridad, pero también existe un momento de libertad”. Sin embargo, pude sacar adelante a los grupos y trabajar con ellos, pero esa experiencia amarga me impulso a salirme por un tiempo largo de la docencia ya que pensé que ese no era mi lugar de trabajo.
Años más tarde con nuevas experiencias de trabajo en otras áreas, me incorporo como subdirectora en una preparatoria abierta, y nuevamente retomo grupos y empiezo a trabajar con ellos primero; la primera actividad de trabajo con ellos fue realizar un diagnóstico de sus conocimientos, conocer sus inquietudes y necesidades como grupo, por lo que para cada grupo aplique dinámicas diferentes de trabajo. Además de que había jóvenes en edad del bachillerato, también había gente adulta que ya trabaja y tenía que estudiar. Esta nueva experiencia de trabajo me deja satisfecha pues existe el reconocimiento del trabajo que se realizó no sólo por parte de los alumnos sino también por parte del director, y se reflejó también en el número de alumnos aprobados en los exámenes.
En el 97 empiezo a trabajar en una universidad particular y en el 2003 en la pedagógica. Que me hizo ser docente: la idea de que podía generar un cambio en la enseñanza, y sí hubo cambios al menos en algunos de los que fueron mis alumnos pues años más tarde los he encontrado como profesionistas; en alguna ocasión uno de esos jóvenes siendo ahora reportero de un periódico local me dijo: “maestra gracias por lo que me enseño pues ahora me sirve”. El ser docente no es una actividad sencilla, pues es una actividad multidisciplinaria, interdisciplinaria dónde no sólo son suficientes las intenciones de un docente que quiera cambiar sino que se necesita del trabajo colegiado de todos los actores inmersos en el centro educativo, de las políticas educativas que permean, de las necesidades sociales y económicas de la comunidad, etc. Me gusta lo que hago aunque a veces genere insatisfacciones económicas, pues considero que la docencia a nivel superior no es reconocida ni valorada económicamente, lo que hace que los profesores se subempleen.
No cualquiera debería ser docente sino se quiere ser docente, sigo trabajando en la educación porque me gusta hacer lo que hago, trabajar con jóvenes, profesionista que trabajan en la educación y quiero compartir con ellos mis experiencias, conocimientos y prácticas educativas para lograr una mejor forma de vida de nuestros estudiantes.
Saludos.
Tony
2 comentarios:
Hola Mtra. Tony!
La felicito ya que al leer su blog, me doy cuenta del compromiso que existe en usted por la labor docente, lo cual es gratificante.
Saludos.
Hola Antonia,
Que bonita te quedó la bitácora; ya somos un tiro para utilizar aplicaciones de comunicación.
No encuentro el ejercicio encomendado en la semana 1: síntesis de lo que aprendi con su reflexión (4 párrafos) y una reflexión derivada del autodiagóstico, todo ello apoyado en un instrumento para registrar y analizar información. Como ya te has percatado, este asunto del manejo de información nos sigue cada semana y nos seguirá la vida entera. La idea es aplicar y diseñar estrategias para promover que nuestros alumnos desarrollen esa competencia. Te invito a que atiendas lo relativo al tema manejo de información con especial atención. Un saludo
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